México y Japón, hermanados por la escultura

México y Japón, hermanados por la escultura

Ryuichi Yahagi y Jorge Ismael Rodríguez exponen actualmente un conjunto escultórico, en la ciudad de Otaki

Fuente Diario de Xalapa

Xalapa, Ver.- Con un conjunto escultórico, Otaki, Japón, y México celebran la amistad que inició en 1609, cuando un galeón de la Nueva España encalló en aquella región asiática. La obra fue elaborada por el artista japonés Ryuichi Yahagi en colaboración con su colega mexicano Jorge Ismael Rodríguez.

Ryuichi Yahagi, académico del Instituto de Artes Plásticas (IAP) de la Universidad Veracruzana, relató que en septiembre de 1609 (considerado el año 14 de la era japonesa Keichō) el Galeón San Francisco, al mando de don Rodrigo de Vivero, gobernador extraordinario de Filipinas, entonces Virreinato de la Nueva España, navegaba cerca de costas japonesas cuando una tormenta lo hizo encallar con más de 350 tripulantes.

De ellos, cerca de 300 lograron llegar a playas de Iwawada, pueblo de Onjuku, antes región de Otaki, quienes regresaron a México, luego de que la autoridad japonesa en turno ordenara la construcción de una nueva embarcación.

“Los aldeanos, enterados del naufragio, atendieron amablemente a don Rodrigo y su tripulación, y les proporcionaron vestido y alimento. Estos sucesos en el antiguo territorio de Otaki dieron pauta al hermanamiento del ahora pueblo de Otaki con la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México. Hoy en día, después de 400 años, seguimos fuertemente unidos e intercambiando cultura.”

En marzo de 2019 inició la producción financiada por el gobierno local de Otaki y fue inaugurada a finales de octubre del mismo año. Está elaborada con obsidiana mexicana y granito oriental, para seguir el sentido de hermandad, y su nombre es Memoria del corazón.

Ryuichi Yahagi, académico del Instituto de Artes Plásticas/Foto: Cortesía|UV

Se trata de cuatro embarcacionestres de dos metros de largo cada una, y una de tres metros, todas ellas en granito; también una escultura de gran tamaño en obsidiana –que está colocada al centro–, y cuatro más de la roca mexicana coronan cada una de las embarcaciones, cuyo acabado finamente bruñido hace la suerte de un espejo esférico.

“Generalmente vienen a visitar el Castillo de Otaki, pues está cerca de Tokio. La idea es que la gente pase a este pequeño parquecito (que está muy cerca de la estación del tren), se sienten en un barco, toquen las piedras y lean una placa que hay sobre la historia de México y Otaki.”

Para este año, Ryuichi Yahagi y Jorge Ismael Rodríguez trabajarán un libro de artista que documente a detalle este conjunto escultórico que ilustra la historia de amistad que enlaza a Otaki y México.

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